d Nacional de Ingeniería
HACIA UN INGENIERO CIVIL EUROPEO:
REFLEXIONES SOBRE LAS DECLARACIONES DE LA SORBONA Y DE BOLONIA.
Benjamín Suárez Arroyo
Dr. Ingeniero de Caminos, Canales y
Puertos.
E.T.S. de Ingenieros de Caminos, Canales y
Puertos de Barcelona
Universidad
Politécnica de Cataluña
1. REFLEXIONES SOBRE LA FORMACIÓN DE LA
INGENIERIA CIVIL.
La Ingeniería Civil
aparece en un momento histórico como alternativa o respuesta de la sociedad
civil a las necesidades que hasta el momento estaba resolviendo la
Ingeniería Militar. El interés estratégico y militar de las
infraestructuras, caminos, puertos, fortificaciones etc., se transformó en
un interés social de forma que la sociedad civil planificó y desarrolló una
respuesta alternativa. Surgieron los ministerios de fomento o de obras
públicas para impulsar y gestionar las actividades en este campo y con
ellos y en paralelo los centros de enseñanza en ingeniería civil en general
de ellos dependientes.
Estos centros de
enseñanza civiles siguieron las pautas marcadas por sus equivalentes
militares que muchas veces aparecen bajo denominaciones del tipo Academia o
Instituto de Matemáticas, nombre que da una clara referencia del tipo de
formación que en ellos se impartía. La construcción y las ciencias básicas
estaban muy ligadas de forma que tanto el ingeniero militar como su
descendiente directo el ingeniero civil siempre han tenido una intensa
formación físico matemática en sentido amplio.
En el año 1747 se
creó la primera escuela de ingeniería civil l’Ecole National
des Ponts et Chaussées
en Paris iniciativa que no tuvo continuación hasta el año 1802 en que se
creó en Madrid la Escuela de Caminos, Canales y Puertos y
posteriormente en Londres el Imperial College.
La idea fue cuajando poco a poco en el resto de las monarquías europeas y
se extendió a Iberoamérica. Todas ellas
planteaban la formación bajo un mismo prisma de forma que: el álgebra, las
ecuaciones diferenciales, el cálculo, la física y la geometría eran
disciplinas comunes y consideradas como fundamentales para alcanzar los conocimientos
necesarios sobre la ciencia de la construcción.
El proceso se
generalizó y se expandió de tal forma que el número de escuelas de
ingeniería civil, incorporadas a los distintos sistemas universitarios,
existentes en la actualidad en Europa es grande y muy variado (en España 9
Escuelas de Caminos y 12 Titulaciones de Obras Publicas). Por ello y a
pesar de que la filosofía general sobre el contenido de las enseñanzas
permanece, la programación y metodologías, la intensidad, calidad y medios
disponibles, la realidad social y demás variables que intervienen en el
proceso educativo, son tan distintas
que conducen a ingenieros civiles muchas veces poco comparables.
En el contexto
europeo esta situación no es deseable ya que esta diversidad reduce o
restringe la movilidad no sólo de los estudiantes y profesores sino también
de los ingenieros civiles en la comunidad europea ya que,
independientemente de criterios más de tipo profesional y comunitarios,
tanto los estudios parciales como la titulación correspondiente, la mayoría
de las veces sólo son reconocidos en el país de origen.
En un mundo cada vez
más globalizado y especialmente en una comunidad como la europea con un
amplio proceso de integración y de convergencia en marcha no parece
razonable que esta situación se mantenga en los albores del siglo XXI. Pero
la situación es compleja y su solución precisa de una voluntad decidida y
del esfuerzo de la comunidad europea y de los países que la integran tanto
a nivel institucional y político como social, universitario y profesional.
Esta situación afecta no sólo a la Ingeniería
Civil sino a toda la formación superior europea. Consciente de ello la
Unión Europea ha desarrollado en la última década Programas Trasnacionales
de Formación, COMETT, ERASMUS, SÓCRATES, LEONARDO, etc. promocionando e
incentivando la movilidad, el intercambio de estudiantes y profesores y
promoviendo la creación de mecanismos de reconocimiento de créditos
(esquema ECTS) entre universidades europeas. Estas iniciativas han sido bien
acogidas por la sociedad y por la comunidad universitaria europea de forma
que existe en la actualidad una cierta cultura de movilidad que se traduce
en que un número no despreciable de estudiantes y profesores europeos
realizan estancias formativas fuera de sus países de origen.
Sin embargo estas medidas han tenido muy poca
incidencia en la estructura y organización global de la enseñanza superior
europea que sigue manteniendo en cada país esquemas educativos
independientes primando más los intereses o tradiciones nacionales que la
adecuación de la formación superior a las necesidades que la nueva realidad
social trasnacional reclama en el nuevo milenio.
2. REFLEXIONES SOBRE LAS DECLARACIONES DE
LA SORBONA Y DE BOLONIA.
Posiblemente por todo lo anteriormente
mencionado, en los últimos años han surgido dos propuestas interesantes que
pueden marcar el futuro próximo de la evolución de la enseñanza superior en
la Unión Europea.
La declaración de la
Sorbona Joint
declaration on harmonisation of the architecture
the European higher education system realizada
por los ministros de educación de cuatro importantes países europeos lo
Francia, Alemania,
Italia y Reino Unido en
Paris el 25 de Mayo
1998, manifiesta de forma clara y rotunda que la Unión Europea no debe sólo
tratar con los lícitos objetivos económicos y financieros de Europa sino
que también y especialmente debe construir y potenciar una Europa del
Conocimiento en sentido amplio, es decir contemplando conjuntamente todas
sus dimensiones intelectual, cultural, social y técnica. El manifiesto
finaliza haciendo una llamada a todos los estados miembros y Universidades
de la Unión y de otros países europeos a realizar esfuerzos conjuntos para
crear un Espacio Europeo de Educación Superior en la que, sin detrimento de
las identidades e intereses nacionales, se pueda consolidar la presencia de
Europa en el mundo a través de la mejora continua y puesta al día de la
educación de sus ciudadanos.
La declaración de
Bolonia The European Higher Education Area firmada por los ministros de educación de 29
países europeos (entre ellos España) en Bolonia el 19 de Junio de 1999,
recoge los planteamientos filosóficos de la Sorbona
y propone algunas actuaciones más concretas para alcanzarlos. Los firmantes
manifiestan una actitud decidida para establecer un Espacio Europeo de
Educación Superior evidentemente en el marco de sus competencias y con
total respeto a la diversidad de culturas, lenguas, sistemas de educación
nacionales y autonomía universitaria y esperan que las Universidades
europeas respondan de forma rápida y positiva a su llamada contribuyendo
así activamente al éxito de su iniciativa.
Las principales
líneas de actuación propuestas en las declaraciones de la Sorbona y de Bolonia pueden agruparse en los siguientes
puntos:
□
Adoptar
un sistema de titulaciones comprensible y comparable para promover las
oportunidades de trabajo y la competitividad internacional de los sistemas
educativos superiores europeos.
□
Adoptar
un sistema de titulaciones basado en dos ciclos principales. La titulación
del primer ciclo estará de acuerdo con el mercado de trabajo europeo
ofreciendo un nivel de cualificación apropiado.
El segundo ciclo, que requerirá haber superado el primero, ha de conducir a
una titulación tipo Master.
□
Establecer
un sistema de créditos como forma más adecuada para crear una extensa
movilidad estudiantil.
□
Fomentar
la movilidad con especial atención al acceso de los estudiantes a los
estudios europeos y a las diferentes oportunidades de formación y servicios
relacionados. Reconocimiento y valoración de las estancias en los diversos
países de profesores, investigadores y equipos administrativos sin poner en
peligro sus derechos legales.
□
Impulsar
la cooperación europea para garantizar la calidad y para desarrollar unos
criterios y unas metodologías educativas comparables.
□
Promover
los aspectos europeos necesarios en los estudios superiores en particular
el desarrollo curricular, la cooperación institucional, esquemas de
movilidad y programas integrados de estudios, de formación y de
investigación.
Sin lugar a dudas
ambas declaraciones son impecables y tratan con todos los aspectos
estructurales fundamentales para una convergencia de la formación superior
europea. Y esta afirmación no sólo es una apreciación personal sino que
también personajes públicos con indudable significación en el mundo de la
formación superior en España como el Dr. Bricall,
ex rector de la UB y ex presidente de los rectores europeos, la hace suya
en su informe sobre la Universidad 2000 que en su apartado sobre la
transmisión del conocimiento propone actuaciones como:
·
Mayor protagonismo de los estudiantes en su proceso de aprendizaje (capacidad de elección de itinerarios
educativos).
·
Las Universidades deberían
organizar sus estudios con mayor
flexibilidad,
una estructura que favorezca la interdisciplinaridad en los
niveles iniciales y la especialización
en los más avanzados, transportabilidad internacional, ciclicidad y formación
continuada.
·
Las administraciones deberán
asegurar unos niveles suficientes
de recursos, garantizando la calidad y la transparencia del proceso.
Y
todo ello
siguiendo las pautas marcadas por la declaración de Bolonia.
¿Es posible que la
formación superior en España asuma los postulados de la Sorbona
y de Bolonia convergiendo así hacia una formación superior europea? El
informe Universidad 2000 abre caminos para pensar que sí y aunque algunos
de los aspectos y propuestas en él incluidas puedan ser criticables y
manifiestamente mejorables, no hay duda que constituye un excelente punto
de partida, de debate para alcanzar los objetivos de convergencia
planteados.
¿Es posible que la
formación técnica universitaria y en particular la relacionada con la
Ingeniería Civil asuma en España los postulados de
la Sorbona y de Bolonia? Siendo coherentes con el
razonamiento más general anterior, la respuesta debería ser afirmativa pero
quizás la transformación que precisa la formación puede ser si cabe más
necesaria y profunda en las ingenierías que en otras titulaciones.
Por otro lado, el
proceso de adecuación necesario para alcanzar los objetivos de convergencia
puede constituir también una oportunidad, quizá la última, para realizar
una revisión estructural, metodológica y de contenidos profunda buscando un
equilibrio entre una formación que dé respuesta a la demanda social, a la
que necesita el mercado de trabajo de la construcción y a la más deseable
para el conjunto de la sociedad que no siempre son coincidentes.
3.
EL INGENIERO CIVIL EUROPEO:
UNA PROPUESTA DE ORGANIZACIÓN DEL PROCESO FORMATIVO.
El proceso de reforma de los Planes de Estudio llevado a cabo en la
última década en España ha generado una dinámica muy enriquecedora tanto
desde el punto de vista organizativo y estructural como de contenidos y
metodológica pero ha quedado sin concluir dado que en la actualidad todavía
coexisten en las Escuelas de Caminos y de Obras Públicas, Planes de Estudio
reformados (5 y 3 cursos) y sin reformar (6 y 3 cursos).
Pero además las directrices generales propias de las titulaciones de
Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos e Ingeniero Técnico de Obras
Públicas vigentes, coinciden en su troncalidad en un 80% de forma que los
objetivos formativos finales de ambas titulaciones son muy parecidos si
bien con una intensidad diferente. El posible reconocimiento del Ingeniero
Técnico de Obras Públicas como de grupo A en el contexto de la función
pública europea conjuntamente con la histórica reivindicación del colectivo
de ampliación de sus estudios a cuatro años podría acentuar aún más la
situación diluyendo las peculiaridades de dos titulaciones centenarias de
amplia repercusión social.
En este contexto y para profundizar un poco más en el tema y sus
repercusiones, creo que es
conveniente hacer un esfuerzo y pensar en una nueva estructura, una nueva
organización de los estudios de Ingeniería Civil que se adapte a los
acuerdos y criterios de convergencia de la formación superior europea
mencionados pero que también permita contemplar de forma armoniosa y no
traumática las distintas necesidades y realidades universitarias y
profesionales españolas y europeas.
Como producto de este proceso de
reflexión se muestra en el esquema de la figura 1 una propuesta preliminar
de organización que puede en principio parecer compleja, pero que no es más
que el resultado de considerar, ordenar e integrar los ingredientes más
significativos del proceso, respetando la realidad académica y profesional
actual pero con los suficientes grados de libertad para que pueda ser
aceptada por todos los colectivos implicados y evolucionar si se
considerara necesario.
 
Figura
1. Esquema general de la estructura de la formación en Ingeniería Civil
En
la figura 1 se muestra el esquema general de la estructura de la formación
que se propone en Ingeniería Civil. Básicamente el esquema contempla los
siguientes itinerarios curriculares:
Diplomado en Duración
3 años.
Ingeniería Civil
Constituye la
base de la formación y por lo tanto trata con la formación básica en
sentido amplio. Su definición y desarrollo serían responsabilidad exclusiva
del entorno académico. Este itinerario generaría un título académico de
tipo Diplomatura y daría acceso al Master y al
Ingeniero Civil Profesional.
Ingeniero Civil Duración
4 años (3+1).
Profesional
El
Diplomado en Ingeniería Civil (3) se complementa con un curso específico de
Intensificación Profesional (+1) definido (tras consultas más o menos
vinculantes con los Colegios Profesionales) e impartido por las Escuelas.
Este título podría tener un carácter especializado y daría acceso al
ejercicio profesional.
Master en Duración
5 años (3+2).
Ingeniería Civil El
Diplomado en Ingeniería Civil (3) se complementa con un curso de
Intensificación del Conocimiento y un curso de Formación Científico-Técnica
y Tecnológica Avanzada (+2). Los contenidos serán definidos e impartidos
por el entorno académico. Alternativamente se podría acceder a este
itinerario desde el Ingeniero Civil Profesional de forma que en este
supuesto la duración del proceso formativo sería de 6 años ((3+1)+2). Este
título daría acceso al doctorado en Ingeniería Civil y al Ingeniero Civil
Avanzado Profesional.
Ingeniero Civil Duración
6 años (3+2+1).
Avanzado Profesional
El
Master en Ingeniería Civil (3+2) se complementa con un curso de
Profesionalización del Conocimiento (+1) definido conjuntamente por las
Escuelas y los Colegios Profesionales e impartido por las Escuelas, en
colaboración en su caso con Empresas
del sector e Instituciones Públicas y/o Privadas con objetivos educativos
superiores (p.e. Fundación Politécnica de
Cataluña, ESADE). Este curso de Profesionalización del Conocimiento debe
contemplar un proceso formativo basado en la realización de prácticas y
simulaciones en un contexto profesional, en la aplicación de la metodología
del Caso, en la potenciación del trabajo en grupo, Administración de
Negocios, etc.. Este título daría acceso al
ejercicio profesional.
En el modelo
aparecen tres conceptos formativos innovadores: Intensificación
Profesional, Intensificación del Conocimiento y Profesionalización del
Conocimiento que deben ser objeto de una definición y posterior desarrollo,
claro y cuidadoso para obtener los objetivos deseados.
En el modelo (figura
2) quedan claramente diferenciadas las etapas de la formación que tratan
con el conocimiento en sentido amplio (Diplomatura
y Master) y las relacionadas con su adecuación al mercado de trabajo
(Intensificación Profesional y Profesionalización del Conocimiento). Por
ello el modelo establece indirectamente un mecanismo, con estructura
académica y por tanto objetivable, formativo y de
calidad contrastada, de unificación o de convergencia europea (e
iberoamericana en su caso) para la acreditación profesional. En las
titulaciones de carácter profesional propuestas, la formación continua
debería jugar un papel mucho más relevante del que tiene en la actualidad.
Filosóficamente en
el modelo, la responsabilidad y compromisos en educación superior de la
Sociedad con sus ciudadanos y la demanda social, quedan satisfechos con la
titulación de Ingeniero Civil Profesional. La configuración de una elite
intelectual, profesional avanzada en sentido amplio e investigadora se
lleva a cabo por medio del Master en Ingeniería Civil. En el modelo es
clave el proceso formativo denominado Intensificación del Conocimiento ya
que actuaría como interface de capacidades y por
ello debería ser selectivo de forma que, y en la línea de la reforma
universitaria italiana, sólo los mejores currícula
(¿cuántos y cómo?) podrían acceder a él. Este proceso de selección deberá
ser objeto de un debate y un posterior estudio en detalle si la idea
resulta de interés.
El modelo introduce
un nuevo título de Ingeniero Civil con perspectiva profesional que
establecería el nivel de cualificación igualatorio
para todos los profesionales europeos del sector (y porque no y siendo más
ambiciosos también Iberoamericanos) y por lo tanto los Colegios
Profesionales deberían encontrar fórmulas alternativas para su
reconocimiento y colegiación.
     
Figura 2.
Interrelaciones Académicas Profesionales en el modelo propuesto
El modelo presenta
además alguna implicación adicional, especialmente en el contexto de la
homologación académica y profesional de títulos extranjeros. Por un lado el
Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos (Ingeniero Civil Avanzado
Profesional) si bien tiene un marcado carácter de Ingeniero Civil Europeo
y/o Iberoamericano Avanzado también presenta ciertas peculiaridades que
básicamente pivotan sobre el aspecto singular que le proporcionan los
procesos englobados en la Profesionalización del Conocimiento. Por otro
lado el Ingeniero Civil Profesional si bien tiene un marcado carácter, una
dimensión de Ingeniero Civil Europeo y/o Iberoamericano también incorpora
el rasgo específico que le proporciona una Intensificación Profesional
especializada.
4. ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES.
El modelo presentado
es fácilmente transportable a todas la ingenierías con repercusión
profesional y a las arquitecturas, contemplando e integrando en cada caso
las ingenierías y las arquitecturas técnicas sin más que adecuar los
nombres de las distintas titulaciones propuestas a cada caso particular . En la figura 3 se muestra como ejemplo la
adaptación del modelo a la Ingeniería Industrial.
 



Figura 3.
Adecuación del modelo propuesto a la Ingeniería Industrial
Las titulaciones más
científicas y/o con poca o nula trascendencia profesional, también quedan
contempladas en el modelo propuesto a través del itinerario formativo más
académico, es decir, considerando el proceso de 3 años que daría lugar a la
diplomatura seguido de un Master de 2 años y
desactivando los procesos formativos relacionados con el ejercicio
profesional. En este caso, la diplomatura
establecería el nivel de cualificación académica
igualatorio para la formación superior europea, facilitando y potenciando
la movilidad por medio del Master y del Doctorado En la figura 4 se muestra
como ejemplo la adaptación del modelo a una titulación de Matemáticas.
En este sentido el
modelo presentado en este trabajo es global y puede dar respuesta a las
necesidades de la formación superior en España y en Europa.
Es evidente que el
modelo también deberá incorporar importantes desafíos académicos, de
contenidos, metodológicos, etc. para alcanzar un equilibrio entre la
formación científica, técnica y aplicada, la demanda social y la
convergencia europea. En esta fase creo que el aprendizaje debe ser el reto
más importante, la formación debe primar sobre la información, lo que sin
duda estimulará el hábito de estudio y por tanto la posterior formación continua. También deben incentivarse habilidades que
potencien el trabajo en equipo, la iniciativa y la capacidad de gestión sin
perder la frescura y la ilusión necesarias para enfrentarse a una actividad
profesional altamente competitiva y todo ello a un coste personal, social e
institucional razonable.
    
Figura 4.
Adecuación del modelo propuesto a una titulación de carácter científico
Creo que la reforma
de la Universidad está fraguándose en estos momentos (El País 18 –09-00 Los
rectores piden al Gobierno que aborde ya la reforma de la universidad)
y que como colectivo deberíamos ser constructivos y aportar una opinión
moderna en relación con la formación en Ingeniería Civil teniendo en cuenta
los nuevos planteamientos, prestaciones y consideraciones que la sociedad
europea ya demanda para el siglo XXI.
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